El vermut está de moda, convertido en ritual que precede a la comida para charlar con amigos y abrir el apetito. He aquí deliciosas sugerencias para disfrutarlo en Ibiza.
Sábados y domingos al mediodía, los amantes del aperitivo se citan en los mejores bares de la isla para practicar una costumbre que invita a tomarse la vida con calma y gozar del buen tiempo. La bebida estrella es el vermut artesano, que se acompaña con patatas bravas, encurtidos y conservas de calidad.
Los más urbanitas encontrarán numerosas opciones en Vila, como llaman los locales a la ciudad de Ibiza. En el barrio de La Marina, frente a la muralla renacentista, se sitúa la única vermutería que se define como tal de la isla: Petit Vermut. Un local de ambiente familiar en el que abundan los tradicionales sifones de cristal, y que a menudo sorprende a la clientela con una selección musical de Oscar Albaladejo. La carta propone vinos con denominación de origen, vermuts artesanales —como el de Casa Mariol— y cócteles clásicos o creativos, como el mojut o mojito de vermut. Todos ellos se degustan combinados con patatas fritas, conservas, tapas, bocadillos o platos ibicencos como la ensalada de crostes. Dispone de una sección de tienda para llevarse a casa los mejores productos.
En el paseo Vara de Rey se encuentra una de las terrazas más populares de la ciudad, la del Café Montesol. Desde 1933 es punto de encuentro cosmopolita para tomar un aperitivo y ver la vida pasar. Se aloja en la planta baja de un histórico edificio colonial, recientemente restaurado, y ofrece una amplia carta de vinos, cócteles, tapas y sushi, entre otras sugerentes propuestas.
Con vistas a la bahía de Talamanca, el Bar Flotante permanece abierto todo el año. Su terraza, que parece suspendida sobre el mar, constituye un preciado tesoro los días soleados de invierno. Un lugar único en el que deleitarse con generosos aperitivos y tentempiés a cualquier hora del día.
En el interior de la isla hay establecimientos donde, en los años 60 y 70 del siglo pasado, se reunían hippies de todo el mundo que vivían en casas dispersas por el campo. Uno de ellos es el Bar Costa, situado frente a la iglesia del pueblo de Santa Gertrudis, local famoso por sus bocadillos de pan tostado con tomate y jamón serrano. También sirve tablas de quesos y embutidos, y en su interior se contempla una impresionante colección de cuadros de pintores que pasaron por Ibiza, como Monreal, Pomar o Vicent Calbet.
En Sant Carles de Peralta se encuentra el histórico bar Ca n’Anneta, que nació en 1876 y es uno de los negocios en activo más antiguos de la isla. Los fines de semana —sobre todo los sábados, cuando se celebra el mercado de Las Dalias— su terraza se llena de clientes que vienen a degustar un aperitivo, tapas o una copita de tradicionales hierbas ibicencas elaboradas por los propietarios.
Y en Santa Agnès, frente al pequeño templo local, Can Cosmi hace décadas que es el punto de reunión de los vecinos. Sus tortillas, acompañadas con vinos de la tierra y todo tipo de bebidas, justifican un peregrinaje hasta esta localidad, especialmente a finales de enero, cuando florecen los almendros sembrados en el fértil Pla de Corona. Un acontecimiento que llena de calidez el corazón del invierno.
Vermut made in Ibiza
Bodegas Can Rich elabora vermut partir de una cuidada selección de vinos y hierbas aromáticas recolectadas en la Ibiza. Una bebida premium de atractivo color rojo rubí brillante, aroma intenso a cítricos, tomillo, bayas y mentas, y que en boca resulta franco, de agradable y prolongada sensación. Se degusta en los mejores bares a la hora del aperitivo, con hielo o sifón y una rodaja de limón o de naranja. Las bodegas también producen productos ecológicos de la tierra como vinos, espumosos, hierbas ibicencas y otros licores tradicionales, así como aceite de oliva virgen, vinagres y sal.