La isla de las mil caras
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Mallorca

Mallorca atesora montañas abruptas, un gran llano interior y playas de aguas color turquesa. Parajes custodiados por pueblos que preservan un valioso patrimonio cultural.

Un 40% del territorio está protegido, integrado en espacios naturales profusos en endemismos de flora y fauna. El mayor paisaje preservado es la Serra de Tramuntana, cadena montañosa de 90 km de longitud declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Un ejemplo de simbiosis secular casi perfecta entre la acción del ser humano y la naturaleza que los senderistas descubren a través de la Ruta de la Pedra en Sec, sendero de gran recorrido que permite acercarse a su paisaje, historia y patrimonio.

En toda la isla todavía se aprecian possessions, antiguas fincas rurales que antaño —hace apenas cien años— fueron potentes centros de producción. Sobre peñas enormes se yerguen castillos roqueros donde árabes y cristianos resistieron varios envites. Y en los pueblos se yerguen molinos, iglesias y conventos, rodeados de caminos que conducen a misteriosos poblados talayóticos. Elementos característicos de Mallorca que narran su historia y configuran su identidad.

Naturaleza
Varios itinerarios señalizados permiten descubrir espacios protegidos como los parques naturales de S’Albufera, Dragonera, Mondragó y la Península de Llevant, el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera y la Reserva Natural de S’Albufereta.

Birdwatching
Zonas húmedas como S’Albufera, S’Albufereta y Es Salobrar de Campos atraen a ornitólogos de todo el mundo para contemplar miles de aves que en ellas encuentran refugio y alimento. Crece la oferta de servicios y rutas guiadas para avistar pájaros.

Cicloturismo
En invierno, una red de 700 km de caminos y pequeñas carreteras se convierte en pista de entreno para equipos ciclistas europeos, que pueden alojarse en hoteles especializados. De febrero a mayo, Mallorca es un paraíso para los amantes de la bicicleta.

Artesanía
La tradición artesana abarca diversos sectores: trabajos en piel y calzado, telas de llengües, alfarería, bordados de sábanas y mantelerías, cestería, vidrio soplado, forja de hierro y orfebrería, donde destacan las singulares perlas de Manacor.

Gastronomía
La gastronomía mallorquina se elabora con productos frescos de la tierra y el mar. Su esencia mediterránea se aprecia en los mercados y se degusta en los cellers, baluartes de la cocina tradicional. Prestigiosos chefs locales la convierten en vanguardia.

Patrimonio
El rastro de diversas culturas que han vivido en Mallorca se refleja en un rico patrimonio: yacimientos talayóticos, paleocristianos, romanos, trazos árabes, castillos roqueros y un enorme catálogo de arquitectura religiosa, como iglesias y conventos.

Cultura
Las fiestas son excelentes ocasiones para descubrir tradiciones como el baile de los cossiers —seis hombres y una dama vestidos de blanco— o las fiestas de Sant Antoni, noche de fuego en la que el diablo campa a sus anchas y los glosadores improvisan versos.